Constantinopla, ciudad donde apareció el códice transmisor de la Epístola a Diogneto.
La epístola o discurso A Diogneto (Ἐπιστολὴ πρὸς Διόγνητον; en latín, Epistula ad Diognetum) es una obra de la apologética cristiana, escrita, quizás, en las postrimerías del siglo II. Esta pequeña obra,[1][2] de apenas doce capítulos, es una pieza singular de la literatura cristiana.[3] Es singular por su catalogación, por su origen incierto, por su chocante descubrimiento, por la fatídica destrucción[4] del único códice que la contenía.[5] Es singular también por su autoría, por los enigmas que plantea, por la originalidad de las teorías de que es objeto. Sobre todo es singular por su belleza[6][7][8] y elegancia,[9] que discurre lejos de la crudeza[10] de Taciano, la franqueza[11] de Justino, los escarnios de Hermias,[12] la simplicidad[13] de Arístides,[14] el fideísmo[15] de Teófilo o las filosóficas legaciones de Atenágoras.[16] Por su estilo, aunque no tanto por su contenido, A Diogneto se eleva muy por encima de otros escritos de la apologética cristiana.[17]
Lo más incomprensible de esta obra es que nadie la conociese antes de su descubrimiento en el siglo XV.[18] No existe mención alguna, explícita o implícita, que permita suponer que alguno de los Padres de la Iglesia la leyera, siquiera que tuviese noticia de su existencia.[19] Tampoco en las fuentes griegas, judías, gnósticas o en cualquier otro lugar se ha encontrado indicio alguno de su paso por la historia.[20]
¿Cómo es posible —se pregunta todavía hoy la crítica—[18] que esta notable obra pasase desapercibida durante mil doscientos años, teniendo como se tienen noticias de infinidad de autores menores y fragmentos sueltos de casi todos ellos? ¿Cómo pudo ocurrir que no la conociese Eusebio de Cesarea, que recogía todas las noticias que llegaban a sus oídos? ¿Cómo es posible que nadie sepa nada de su autor o su destinatario? Y si por fin fuese cierto que nadie la conocía y nadie la leyó ¿cómo es posible que haya llegado a nosotros? Estas preguntas son únicas en el ámbito de la patrología pues A Diogneto tiene el raro privilegio de ser una de las pocas obras de la literatura antenicena[21] cristiana no mencionadas por Eusebio. Tampoco por otros historiadores de la Iglesia como Jerónimo, Genadio de Marsella,[22] o Focio en el siglo IX.[23][24]
↑«...la lettre à Diognète est l'un des plus corts..». (Bardy 1953:241)
↑«L'Ad Diognetum, par el nombre et l'importance des questions q'il soulève, était digne d'un traitement privilégié..». (Bardy 1953:241)
↑Foster utiliza una metáfora tomada del juego de los lemmings: «...as keen for self-destrucción as a group of lemmings heading for a precipice». (Foster 2007:162)
↑«Por desgracia, no queda ni un solo manuscrito de la carta». (Quasten 2004:246)
↑«...this small but beautiful work..». (Lienhard Joseph: The christology of the Epistle to Diognetus Vigiliae Christianae 24 (1970) p.280)
↑«...perla de la primitiva literatura cristiana». (Ruiz Bueno 1979:818)
↑«...ha motivado comentarios entusiastas por su elegancia..». (Trevijano 2004:111)
↑«Inclinado a posturas extremistas..».;«...su ataque inmoderado..». (Trevijano 2004:108)
↑«...un carácter sincero y recto..». (Quasten 2004:198)
↑Hermias el filósofo -no confundir con Hermas de Roma- escribió una obra llamada Escarnio de los filósofos paganos en la que ponía en solfa la variedad doctrinal de la filosofía griega. (Quasten 2004:250)
↑«...a pesar de toda su simplicidad tiene cierta nobleza..». (Quasten 2004:194)
↑Marciano Arístides o Arístides de Atenas fue el autor de la La apología de Arístides. (Trevijano 2004:108)
↑«Es el apologista que ha reclamado con más energía la necesidad de la fe» (Trevijano 2004:110)
↑Atenágoras de Atenas escribió una obra titulada Legación en favor de los cristianos. (Quasten 2004:227)
↑«...merece que se la coloque entre las obras más brillantes y hermosas de la literatura cristiana griega». (Quasten 2004:248)
↑ ab«...the fact that it is nowhere cited in Patristic or medieval sources is puzzling» (Foster 2007:167)
↑«...or any other ecclesiastical writer of ancient or medieval times». (Connolly 1935:347)
↑«El escrito pasó por la historia sin que nadie se refiriese a él..». (Ayán 2000:534)
↑Genadio de Marsella (siglo V) fue otro historiador de la Iglesia que siguió la tradición de Eusebio y Jerónimo. Su obra, continuación de la de Jerónimo, se escribió alrededor del año 480.
↑«It is not mencioned by Eusebius, St Jerome, Photius..». (Connolly 1935:347)
↑«Nunca lo encontramos mencionado en Eusebio de Cesarea, Jerónimo, Genadio de Marsella o Focio». (Ayán 2000:534)