La Advertencia Miranda (también, Derechos Miranda o Reglas Miranda; en inglés, Miranda warning, Miranda ruling o Miranda rights) es un aviso que los agentes de policía en Estados Unidos deben hacer a toda persona que haya sido arrestada.
Fue establecida después de que la Corte Suprema de los Estados Unidos resolviera en el caso "Miranda contra Arizona" de 1966, que la confesión del acusado Miranda realizada a la policía, no era admisible como prueba, debido a que no había sido debidamente informado de que tenía derecho a guardar silencio y a contar con la asistencia de un abogado y que cualquier declaración suya podría ser utilizada como prueba en su contra. El criterio fue ratificado por la Corte Suprema en el caso "Dickerson v. United States" en el año 2000.[1] La Advertencia Miranda se ha establecido como procedimiento policial de rutina para evitar la violación del derecho constitucional a no auto incriminarse, garantizado por la Quinta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos (derecho a guardar silencio).[2]