Álea iacta est (o álea jacta est) es una locución latina (de hecho, una variación de la frase latina iacta alea est), de uso actual que significa «se echó el dado», «los dados están echados», «el dado fue lanzado» (literalmente), o, más propiamente en español, «la suerte está echada». Esta expresión fue atribuida por Suetonio[1] a Julio César en el momento que este liderara su ejército al cruzar el río Rubicón en el norte de Italia, límite entre Italia, territorio metropolitano de Roma,[2] y la Galia Cisalpina, provincia que le había asignado el Senado romano a éste. Mediante este paso se rebeló contra la autoridad del Senado y dio comienzo a la larga guerra civil contra Pompeyo y los optimates. Se supone que a ningún general le era permitido el entrar en la jurisdicción de Roma con sus legiones, de otra manera, se entendía que este se había declarado en rebeldía contra el gobierno.
Esta frase aparece en la obra de Suetonio Vidas de los doce césares, si bien redactada como «iacta alea est».[3]La frase, en su original en latín o en traducciones, es usada en muchos idiomas para indicar que los eventos han pasado un punto de no retorno, que son irreversibles o inevitables. Se le cita ahora más comúnmente con el orden de las palabras cambiado (álea iacta est) en vez de la sintaxis original. Según algunas versiones, en lugar del participio pasivo «iacta», César usó el imperativo «iaci»: ¡echad! (la suerte).