El concepto de un alma inmaterial e inmortal – distinta del cuerpo – no apareció en Judaísmo antes del exilio babilónico,[1] pero se desarrolló como resultado de la interacción con las filosofías persa y helenística.[2] En consecuencia, la palabra hebrea נֶ֫פֶשׁ, nephesh, aunque traducida como «alma» en algunas Biblias antiguas en inglés, en realidad tiene un significado más cercano a «ser vivo». Nephesh fue traducido al griego en la Septuaginta como ψυχή (psūchê), utilizando la palabra griega para «alma». El Nuevo Testamento también utiliza la palabra ψυχή, pero con el significado hebreo y no el griego.[3]
La evidencia textual indica una multiplicidad de perspectivas sobre las almas, incluyendo probables cambios durante los siglos en los que se desarrolló el corpus bíblico.[4]
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no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Tabor
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no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas thompson