El director de cine británico Alfred Hitchcock hizo treinta y nueve cameos en las más de cincuenta películas que dirigió a lo largo de su carrera.[1][2] Su primera aparición se presentó en The Lodger: A Story of the London Fog (1927) y aunque en un inicio tuvieron un sentido utilitario, acabaron por convertirse en una característica de la obra hitchcockniana.[3] Dos elementos recurrentes de sus apariciones eran el cargar un instrumento musical y el utilizar algún medio de transporte. Por otra parte, aunque se citan como cameos suyos, los de The Man Who Knew Too Much (1934), Secret Agent (1936) y Sabotage (1936) no están confirmados.[2] También era común que tales actuaciones tuvieran un tono cómico,[2] aunque algunas otras cumplían otro tipo de funciones.
Para algunos autores se trataba de un elemento de sus esfuerzos promocionales por construirse una marca y una imagen personales, que acabaron por convertirlo en uno de los «cineastas más conocidos de su generación». Igualmente, el director se encargaba de la introducción y el epílogo de los episodios de Alfred Hitchcock Presents[4] e incluso apareció en uno de la tercera temporada —«A Dip in the Pool»—, en la portada de una revista.[2] Aunque fuera de la diégesis, la de The Wrong Man (1956) fue la única aparición en la que habló,[5] las de Blackmail (1929) y Young and Innocent (1937) fueron las más largas[6] y la de Marnie (1964) fue la única en la que rompió la cuarta pared. También en Notorious (1946) precipitó el desarrollo de la historia y en To Catch a Thief (1951) fue la única oportunidad en la que el protagonista le miró directamente. Por otra parte, es posible que tales cameos influenciaran a otros cineastas, como François Truffaut y John Carpenter.
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