A lo largo de la historia, varios papas de la Iglesia católica han muerto asesinados. Las circunstancias han variado desde el martirio (Esteban I)[1] a la guerra (Lucio II),[2] o a una agresión por parte de un marido celoso (Juan XII). Otros papas han muerto en circunstancias que han sido consideradas asesinato, pero para las cuales no se han encontrado pruebas definitivas.