En la religión de la Antigua Roma, Annona es la diosa que personificaba el suministro de grano a la ciudad de Roma, y con ello, diosa de las cosechas, que deriva del latín annualis y éste de annus, «año», por el carácter anual de las cosechas. Está muy relacionada con la diosa Ceres, con la que se representa a menudo.
Annona, a menudo también como Annona Augusti, fue una creación de la propaganda religiosa imperial, que se manifiesta en la iconografía y la práctica del culto. Es presentada como una epifanía del poder del emperador para cuidar de su pueblo mediante la provisión de grano y la abundancia.[1] Annona, por tanto, carecía de una mitología narrativa o una tradición de devoción en la República romana, pero una vez establecida como parte del culto imperial, fue objeto de dedicatorias y ofrendas votivas de personas motivadas por gratitud o petición de favores.[2]