Las antoditas (del griego, anthos, ‘flor’, -ode, forma la combinación de adjetivo, -ite sufijo adjetival) son espeleotemas (formaciones de cuevas) compuestos por largos cristales similares a agujas situadas en grupos que irradian hacia fuera desde una base común. Las agujas pueden irradiar en forma de pluma o plumas. La mayoría de las antoditas son de aragonito (una variedad de carbonato de calcio, CaCO3), aunque algunas se componen de yeso (CaSO4·2H2O) o calcita.
El término antodita fue citado por primera vez en la literatura científica en 1965 por el investigador japonés N. Kashima,[1] que la describe como una «estalactita con forma de flor»,[nb 1] compuesta de «una alternancia de calcita y aragonito».[2][3]
En español los términos antodita y helictita se suelen agrupar en el de excéntricas, un término clásico.
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