El antonianismo fue un movimiento profético-mesiánico sincrético bakongo nacido en el reino del Congo a principios del siglo XVIII liderado por la profetisa y reformista religiosa Kimpa Vita quien aseguraba estar poseída por San Antonio de Padua. Se desarrolló fuera de la iglesia católica, aunque se reconocía la autoridad del Papa. El movimiento fue pronto desarticulado en el reino del Congo y Beatriz Kimpa Vita fue quemada en la hoguera por hereje, sin embargo, con el traslado de esclavos a América llegó a este continente donde sobrevivió y evolucionó generando algunas variantes del culto trescientos años después.[1][2]
También se utiliza el término antoniano referido a los integrantes de la Orden de San Antonio Abad fundada en Francia hacia 1095 y suprimida en el siglo XIX.[3]