El argumento del lenguaje privado sostiene que un lenguaje que solo puede ser comprendido por un único individuo es incoherente. El argumento del lenguaje privado es una idea central en la filosofía tardía de Ludwig Wittgenstein, expuesta principalmente en sus Investigaciones filosóficas.[1] Este argumento cuestiona la posibilidad de la existencia de un lenguaje que sea inherentemente privado, es decir, un lenguaje que solo un individuo pueda comprender y utilizar basado exclusivamente en sus experiencias internas.[2] Wittgenstein sostiene que tal lenguaje es incoherente, ya que el significado de las palabras depende de criterios públicos de uso y verificación. Los historiadores de la filosofía han encontrado precursores del argumento del lenguaje privado en varias obras previas a Wittgenstein, sobre todo en los trabajos de Gottlob Frege, de Bertrand Russell, y de John Locke.[3]
El argumento de Wittgenstein está dirigido contra la idea de que una persona podría crear un lenguaje en el que las palabras hagan referencia únicamente a experiencias privadas, como sensaciones subjetivas (por ejemplo, el dolor o una percepción específica a la que solo una persona tuviera acceso). Wittgenstein no articuló el argumento de una forma sucinta o lineal. Por el contrario, en sus Investigaciones examinó una serie de usos particulares del lenguaje y de las matemáticas, que pueden condensar en tres sub-argumentos. Por ello, es frecuente hablar de argumentos del lenguaje privado:
Así, en el lenguaje ordinario, la aplicación de las palabras se verifica mediante criterios compartidos. Si un término hiciera referencia a una experiencia enteramente privada, no habría forma de comprobar si se está utilizando correctamente, lo que haría que su significado fuera vacío. Wittgenstein sostiene que el lenguaje debe estar fundamentado en una forma de vida, es decir, en una actividad humana compartida que proporcione criterios públicos de corrección.
El argumento del lenguaje privado desafía ciertas suposiciones cartesianas y empiristas sobre la introspección y la idea de que los individuos tienen un acceso privilegiado e incuestionable a sus propios estados mentales de una manera que permitiría la formación de un lenguaje completamente privado. También cuestiona las teorías del significado que se basan en la idea de que las palabras obtienen su significado a partir de representaciones mentales privadas. Wittgenstein no niega la existencia de experiencias privadas, pero argumenta que para hablar de ellas de manera significativa es necesario utilizar un lenguaje público con criterios compartidos. Su argumento ha influido en debates en la filosofía de la mente, especialmente en discusiones sobre la naturaleza de la conciencia, el contenido mental y el externalismo. También está relacionado con los estudios sobre la naturaleza social del significado en filósofos como Donald Davidson y Saul Kripke, particularmente en Wittgenstein on Rules and Private Language, donde Kripke explora la paradoja escéptica del seguimiento de reglas.