La arquitectura herreriana, estilo herreriano o estilo escurialense, también denominada por algunos autores manierismo clasicista,[1] se desarrolló en España el último tercio del siglo XVI, coincidiendo con el reinado de Felipe II (r. 1556-1598), y continuó vigente en el siglo XVII, aunque transformado por las corrientes barrocas del momento. Se corresponde con la tercera y última etapa de la arquitectura renacentista española, que fue evolucionando hacia una progresiva depuración ornamental, desde el plateresco inicial hasta el purismo clásico del segundo tercio del siglo XVI y la absoluta desnudez decorativa que introdujo el estilo herreriano.[2]
Se originó con la construcción del Monasterio de El Escorial y, más en concreto, con la reorganización del proyecto realizado por el arquitecto Juan de Herrera (1530-1597), tras la muerte de Juan Bautista de Toledo (1515-1567), autor del primer diseño.[3]
Sus principales representantes son el citado Herrera, a quien el estilo debe su nombre, y Francisco de Mora (1553-1610), discípulo del anterior y artífice del Palacio Ducal de Lerma, otra de las obras clave de la arquitectura herreriana.[3][2]