El neoplateresco arquitectónico (denominado a veces también como arquitectura neoplateresca) es una mezcla de estilos arquitectónicos que surgió en España a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.[1] Surge como inspiración paralela de las arquitecturas historicistas, buscando en sus elementos artísticos el recuerdo evocador del pasado esplendor de España, este movimiento surge con fuerza tras el desastre del 98.[2] El introductor de este estilo fue el arquitecto español José Urioste que en la Exposición Universal de París de 1900 expuso en el Pabellón Español logrando un éxito y una fama que marcó el estilo arquitectónico de un periodo de comienzos de siglo XX.[3] Urioste diseñó los pabellones inspirándose en el Palacio de Monterrey (Salamanca),[4] y en el Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares. Este estilo pronto es adoptado en España de comienzos del siglo XX como un estándar arquitectónico en el diseño de edificios públicos y oficiales, pudiéndose encontrar numerosos ejemplos a lo largo del territorio.
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