Las artes aplicadas (también llamadas artes utilitarias o artes menores)[1] son aquellas que incorporan los ideales de la composición y la creatividad a objetos de uso diario, como una taza, una revista, una puerta o un banco decorativo del parque. Surgen como una expresión que va en contraposición de las Bellas Artes, las cuales sirven de estímulo intelectual o de sensibilidad académica para el espectador.
Actualmente, el grabado y la artesanía se encuentran en un punto intermedio entre las artes aplicadas y las plásticas. Esto no siempre fue así: las artes aplicadas se consideraban una actividad inferior dentro de las artes plásticas, adoptando un enfoque inicial en la producción múltiple y/o útil de la artesanía y el grabado. No obstante, el concepto cambiaría parcialmente en el siglo XVIII con la Revolución Industrial, cuando la técnica se transformó en tecnología, haciéndola compartir un territorio cercano a la ciencia aplicada.
Algunos ejemplos de las áreas englobadas por las artes aplicadas son el diseño industrial, el diseño de interiores, el diseño de modas, el diseño gráfico y la publicidad; de la misma manera, aunque en un contexto más abstracto o amplio, también se encuentran la fotografía y la arquitectura.
Gracias a la aparición de franquicias, muchos objetos de arte aplicado pueden ser coleccionables, como los juguetes, stickers, joyas, coches, guitarras eléctricas, diversos carteles de películas o anuncios antiguos, etc.