Arturo Armando Molina | ||
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Presidente de la República de El Salvador | ||
1 de julio de 1972-1 de julio de 1977 | ||
Vicepresidente | Enrique Mayorga Rivas | |
Predecesor | Fidel Sánchez Hernández | |
Sucesor | Carlos Humberto Romero | |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Arturo Armando Molina Barraza | |
Apodo | El Mostachón[1] | |
Nacimiento |
6 de agosto de 1927 San Salvador, El Salvador | |
Fallecimiento |
19 de julio de 2021 (93 años) California, Estados Unidos | |
Nacionalidad | Salvadoreña | |
Familia | ||
Cónyuge | María Elena Contreras de Molina | |
Hijos | Jorge Alberto Molina Contreras | |
Información profesional | ||
Ocupación | Militar y político | |
Rama militar | Ejército de El Salvador | |
Rango militar | Coronel | |
Partido político | Partido de Conciliación Nacional | |
Arturo Armando Molina Barraza (San Salvador, 6 de agosto de 1927-California, 19 de julio de 2021)[2] fue un militar y político salvadoreño. Presidente de la República entre 1972 y 1977.
Nacido en una familia con arraigados valores y conexiones en la esfera política salvadoreña, Molina desarrolló desde temprana edad un interés por los asuntos públicos y el servicio a la comunidad.
Molina asumió la presidencia de El Salvador en un momento de desafíos políticos, sociales y económicos. Su mandato estuvo marcado por la lucha contra la insurgencia de movimientos sociales que buscaban reformas en un país marcado por la desigualdad económica y la inestabilidad política, las cuales ha provocado las manifestaciones de un grupo de estudiantiles de la Universidad de El Salvador provocándose así la Masacre estudiantil perpetrada por las Fuerzas Armadas, Durante su presidencia Molina enfrentó una serie de desafíos que incluyen la gestión de la violencia política, la revitalización de la economía y la promoción de la reconciliación nacional.[3][4]
En su intento por abordar estos desafíos, Molina implementó una serie de políticas destinadas a fortalecer las instituciones gubernamentales, desde posturas Anticomunistas, mejorar la seguridad ciudadana y fomentar el desarrollo económico. Su enfoque pragmático y su compromiso con la estabilidad política le valieron el apoyo de ciertos sectores de la sociedad salvadoreña, mientras que generaron críticas por parte de otros que lo acusaban de Autoritarismo y violaciones a los derechos humanos.[5][6]
La presidencia de Molina estuvo marcada por momentos de tensión y controversia. Su gobierno fue objeto de críticas tanto a nivel nacional como internacional por su manejo de los derechos humanos y por su supuesta represión a la oposición política y a los movimientos sociales, Molina fue tachado por los medios como un Dictador, Estas críticas, junto con la persistente violencia política y la falta de avances significativos en la agenda de reformas sociales, generaron divisiones y tensiones dentro de la sociedad salvadoreña.[7][8][9]
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