Barco negrero o barco de esclavos (o Guineaman en el ámbito anglosajón)[1] eran las denominaciones de los barcos dedicados al comercio de esclavos negros, especialmente los del comercio atlántico de esclavos entre África y América, como parte del comercio triangular).[2] Unos veinte millones de esclavos africanos fueron transportados por estos barcos.[3]
El comercio atlántico de esclavos pasó a ser un gran negocio para comerciantes portugueses, británicos y franceses, quienes transportaron un 84% de los esclavos.[5] Los siglos XVII y XVIII marcaron el máximo nivel de ese tráfico.
Para maximizar el beneficio económico los armadores de los barcos negreros multiplicaron su capacidad dividiendo el espacio hasta extremos mínimos, lo que producía condiciones higiénicas deplorables, deshidratación y todo tipo de enfermedades, con un aumento de la tasa de mortalidad hasta cifras entre el 15% y el 33% que, no obstante, se consideraba asumible económicamente.[6] Cientos de esclavos (un barco medio, como el Henrietta Marie, llevaba unos doscientos) se transportaban encadenados a literas donde se mantenían en posición horizontal, sin espacio para moverse.[7]
Los barcos negreros pasaron a ser considerados piratas y perseguidos por Gran Bretaña a partir de 1807 (Ley de trata de esclavos), que encomendó a la Real Armada a perseguir barcos negreros dondequiera que fuesen hallados, y que resultó en la captura de mil seiscientos barcos negreros y consecuente liberación de ciento sesenta mil almas por los británicos durante la cincuentena subsiguiente.[8] Estados Unidos, por su parte, prohibió la importación de esclavos y que sus ciudadanos se dedicasen al negocio a partir de 1808.[9] En 1815,[10] en el Congreso de Viena, España, Portugal, Francia y Holanda acordaron eliminar su propio comercio de esclavos. En dicha época los barcos negreros se hicieron más pequeños y rápidos (blockade runner —literalmente "el que escapa de los bloqueos"—),[11] para eludir mejor la persecución.