La batalla de Saint-Omer aconteció en 1340 y formó parte de la campaña que el rey Eduardo III de Inglaterra llevó a cabo durante ese verano que comenzó en Flandes en los primeros compases de la guerra de los Cien Años. Esta campaña se inició tras la batalla de Sluys pero resultó ser menos exitosa para los ingleses que las anteriores acciones, ya que la campaña concluyó con pocos cambios para ambos bandos. La batalla de Saint-Omer significó la culminación de la campaña del norte por parte de Eduardo III y representó un empate técnico, aunque supuso una retirada estratégica de las fuerzas angloflamencas.