Brigada Jorge Calvo

Brigada muralística argentina creada en febrero de 2006 y que ha efectuado una cantidad significativa de murales y talleres en todo el país. Principalmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Su nombre recuerda a Jorge Calvo, dirigente del Partido Comunista Argentino asesinado por la policía en 1950 durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón.

La Brigada Jorge Calvo (BJC) es una escuela permanente e itinerante de la que han participado cientos de personas de toda condición social, principalmente jóvenes, y de la que han surgido como consecuencia brigadas y grupos que han desarrollado su labor, reivindicando su pertenencia a la escuela o de manera autónoma.

La Brigada Jorge Calvo (BJC) es una experiencia contracultural, no depende de ninguna institución gubernamental o no gubernamental de la cultura oficial imperante. Conceptualmente plantea la sustitución de la cultura oficial por una realmente popular, nacional y revolucionaria. Esta intención queda claramente expresada en su lema: «Pintamos para vencer». Si bien la brigada no es la expresión orgánica de ningún partido político, articula su accionar con organizaciones de izquierda y movimientos sociales.

El nacimiento y actuación de la Brigada Jorge Calvo (BJC) ha provocado un verdadero fenómeno juvenil, ya que no se pintaba con esta técnica en Argentina antes de la creación de esta brigada. De manera contemporánea, han surgido distintos grupos que pintan con la misma técnica y estética, tanto en organizaciones políticas, en movimientos sociales o grupos independientes de artistas, lo cual sería reflejo de esta influencia. La Brigada Muralística Jorge Calvo, ha inaugurado un arte callejero de características militantes con muy escasos antecedentes en Argentina.

«Tal como en el arte de los cristianos primitivos, los murales urbanos están hechos de símbolos y letras. La paloma, la mano, la espiga, la estrella, son como el lenguaje de una nueva fe que por mucho tiempo se divulgó en la clandestinidad de la noche. Y tal como estos artistas primitivos, los integrantes de las brigadas muralistas no sabían que estaban gestando una nueva forma de expresión y la posibilidad de un auténtico arte popular. Los murales urbanos son anónimos y pasajeros. Lo esencial en ellos es que no perduran. El mensaje cambia al ritmo de los acontecimientos. Están tan entroncados en la vida que su arte está en permanente conflicto con el viento, con la lluvia, con el trabajo de otros hombres. Lo que hoy se pinta se destruye mañana».
Ernesto Saúl, "Pintura Social en Chile", Ed. Quimantú 1073[1]
  1. Saúl, Ernesto (marzo de 1973). Pintura Social en Chile (Rústica edición). Chile: Quimantú. 

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