Cannabis medicinal se refiere al uso de los productos, preparados, o principios activos de la planta Cannabis sativa L. como terapia para tratar algunas enfermedades o aliviar determinados síntomas. Los principios activos de la planta se llaman cannabinoides, entre ellos el dronabinol (la denominación común internacional de delta-9-tetrahidrocannabinol[1][2] o THC), y el cannabidiol (o CBD, la denominación común internacional de (–)-cannabidiol[3]).
La mayoría de los productos medicinales del Cannabis se derivan de las sumidades florecidas o fructíferas del cáñamo, que es una planta anual herbácea.[4] No obstante, existen muchos usos de las raíces del Cannabis en medicina tradicional, y la semilla de Cannabis (cañamón) sigue presente a día de hoy en las farmacopeas oficiales de China y Japón.[5] Son varios los nombres por los que se conoce al Cannabis sativa o sus productos: cáñamo, hashish, charas, bhang, ganja, dagga y marihuana, entre otros.[6]
El comienzo del uso de C. sativa se remonta miles de años atrás, y ha sido utilizado por muchas culturas.[7] En los años 1930, el Cannabis estaba presente de una forma u otra en decenas de farmacopeas, entre cuales las de España y México.[8] Actualmente se está revisando su utilidad, y hay argumentos tanto a favor como en contra de su uso medicinal. Entre los detractores están la Asociación Médica Estadounidense, la Sociedad Americana de Medicina de la Adicción, que han presentado argumentos en contra de su uso para fines médicos.[9][10][11] En 1991, la Organización Mundial de la Salud reconoció los beneficios del dronabinol (THC natural o sintético) en medicina,[12][13] y en 2019, reconoció el interés médico de la planta de Cannabis y sus derivados.[14] El 2 de diciembre de 2020, la Organización de las Naciones Unidas sacó las sumidades floridas o fructíferas de Cannabis y su resina de la Lista IV de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, reconociendo a su turno su utilidad médica, y permitiendo su normalización en los sistemas de salud.[15][13]
El cannabis medicinal ha sido utilizado para reducir la inapetencia, las náuseas y los vómitos producidos por la quimioterapia, así como para tratar dolores en las cavidades auditivas incluso el dolor y la espasticidad muscular en personas con VIH/SIDA;[16] su uso para otras aplicaciones médicas ha sido estudiado, pero aún no hay información suficiente para dar conclusiones acerca de la seguridad y eficacia de su uso. El uso a corto plazo incrementa los efectos adversos mínimos, sin embargo no incrementa sus efectos adversos mayores.[17] Los efectos a largo plazo del cannabis no están completamente claros.[17] Existe preocupación con respecto al bienestar de sus consumidores; incluyendo problemas cognitivos o de memoria, el riesgo de crear dependencia y el riesgo de que los niños lo consuman por accidente.[16]
El Cannabis medicinal se puede administrar utilizando diversos métodos incluyendo comidas de cannabis, vaporizadores, fumándolo, tomando cápsulas, por vía tópica, o utilizando aerosoles orales. Los cannabinoides sintéticos están disponibles como medicamentos recetados en algunos países, por ejemplo: THC sintético (disponible en Estados Unidos y Canadá) o Nabilone (disponible en Estados Unidos, Canadá, México y Reino Unido). El uso recreativo del cannabis es ilegal en la mayor parte del mundo, sin embargo, su uso médico es legal en algunos países, incluyendo Argentina,[18] Austria, Canadá, Chile, Colombia, República Checa, Finlandia, Alemania, Israel, Italia, Uruguay, Países Bajos, Portugal y Ecuador. En Estados Unidos, la ley federal prohíbe completamente el uso de la marihuana, mientras que en veinte estados y el Distrito de Columbia en los Estados Unidos, ya no procesan a las personas por el hecho de poseer o vender marihuana, siempre y cuando sigan las regulaciones de venta de marihuana dentro del estado.