Carnaval de Negros y Blancos | ||
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![]() ![]() Patrimonio cultural inmaterial de la Unesco | ||
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Localización | ||
País |
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Datos generales | ||
Tipo | Cultural inmaterial | |
Identificación | 00287 | |
Región | América Latina y el Caribe | |
Inscripción | 2003 (como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, y como PCI en 2008, III sesión) | |
Fecha de celebración | Del 28 de diciembre al 7 de enero | |
Lugar de celebración | Pasto, Nariño | |
El Carnaval de Negros y Blancos, arraigado en las ricas tradiciones nativas andinas e hispánicas, se ha consolidado como uno de los eventos culturales más destacados de Colombia. Esta colorida celebración tiene lugar anualmente en la ciudad de Pasto, Nariño, del 28 de diciembre al 7 de enero. Aunque originalmente surgió en San Juan de Pasto, su influencia se ha extendido a diversos municipios de los departamentos de Nariño, Cauca, Sur del Huila e incluso al norte de Ecuador, donde cada región ha desarrollado sus propias versiones del Carnaval. Junto con el Carnaval de Barranquilla, el Carnaval de Negros y Blancos se cuenta entre las fiestas populares más grandes e importantes del país.[1]
El Carnaval es reconocido a nivel mundial, en especial por la destreza de sus artesanos en la creación de impresionantes carrozas, las cuales han sido invitadas a engalanar desfiles en festividades de países como México, Panamá, Italia y Francia, entre otros.[2]
La celebración comienza con el Canto al Agua, un evento que busca crear conciencia sobre la importancia del cuidado del agua. Como parte de esta actividad, se lleva a cabo el Arcoíris en el Asfalto, en el que los participantes pintan las calles de la ciudad con tiza, reemplazando la antigua práctica de rociar agua, y generando una atmósfera lúdica y educativa. El 31 de diciembre destaca el Desfile de Años Viejos, donde comparsas y grupos creativos presentan monigotes satíricos que representan personajes y eventos contemporáneos, en buena medida sobre el panorama político del país. La celebración culmina con la quema del Año Viejo como símbolo de renovación en las calles de la ciudad. Los dos últimos días del Carnaval tienen un significado especial: el Día de Negros y el Día de Blancos. Durante el primero, los participantes se pintan el rostro de negro, y en el segundo, de talco blanco, en un gesto que simboliza la igualdad y la unión comunitaria. Estas actividades celebran la diversidad étnica y cultural, convirtiendo el Carnaval en un espacio de convivencia y reflexión colectiva.[2]
Además, esta festividad transforma los hogares en talleres comunitarios donde las familias trabajan juntas en la creación de disfraces, carrozas y decoraciones, transmitiendo las tradiciones y las artes carnavalescas de generación en generación. En este contexto, personas de todas las clases sociales se reúnen para expresar sus perspectivas de la vida y disfrutar de una celebración que promueve el arte, la identidad y la unidad.[2]El 30 de septiembre de 2009, fue declarado por UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.[3]