La caza de focas es una actividad consistente en la obtención de recursos a partir de focas, principalmente cachorros de foca pía (el 95% aproximadamente).[1]
Principalmente se da en Canadá y Groenlandia, donde se estima que en total cada año se matan unos quinientos mil ejemplares.[1]
El método más habitual para matarlas es aplastarles el cráneo con un pico de hierro[2][3] o con palos con un garfio en una extremidad, si bien en ocasiones se emplean rifles.[1] Según los ecologistas, en ocasiones también son despellejadas vivas.[4]