La palabra caza furtiva (también llamada furtivismo) es el término empleado para definir a la caza o pesca ilegal, en zonas vedadas a la caza.
Una caza puede ser ilegal debido a:
La caza o la pesca se realiza fuera de la temporada legalmente establecida.
El cazador furtivo no posee una licencia de caza.
El dispositivo usado es un arma ilegal para el animal.
El animal o la planta está en un área de restricción de caza.
El derecho a cazar ese animal es reclamado por alguien.
Los medios usados son ilegales (por ejemplo trampas, reflectores para atontar o paralizar venados o liebres o explosivos para matar peces).
El animal (incluyendo peces) está protegido por leyes, o ha sido listado como especie en vías de extinción o amenazada (ejemplo Especies amenazadas, Acta de Especies Amenazadas, en EE. UU.).
El animal o la planta han sido marcados por un investigador (para obtener datos de población, migraciones, etc.)
El furtivismo vegetal, o "tala furtiva" también crece. Un ejemplo prominente es la remoción de Ginseng[1] en el Parque Nacional de las Grandes Montañas Humeantes. Se estima que las plantas secas de ginseng robado, se ubica en el "mercado negro" a no menos de entre 450 y 500 dólares el gramo.