El Coco, también conocido como Cuco, Cucuy o Cuculelé, es una figura antropomórfica del folclore ibérico y latinoamericano, empleada como un mecanismo disuasorio en el contexto de la crianza infantil y como un asustador de niños. Es a menudo descrita como un agente disciplinario, cuya función principal es emplear tácticas de intimidación con fines disuasorios para inducir la obediencia en los menores, generalmente bajo la amenaza de "llevarse" o aprehender a aquellos que exhiben conductas inapropiadas o presentan resistencia al sueño. Carece de una forma física definida, lo que le permite adaptarse y reinterpretarse en diferentes culturas.[1][2]
En los países de habla hispana, la denominación del Coco varía según la región. En España y la mayor parte de América Latina se le conoce como "Coco", mientras que "Cuco" es la forma predominante en Puerto Rico, República Dominicana, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay. En Paraguay también se le llama "Cuculelé".[3][4]
En otras regiones del mundo, el Coco tiene equivalentes culturales. En Brasil se le identifica con la Cuca, un ser con cabeza de yacaré, y con el Bicho-papão. En Portugal, se le asocia con la Coca, un dragón representado en festividades populares como el Corpus Christi. En Italia se le conoce como Babau, en Bulgaria como Torbalan, en Noruega y Dinamarca como Bussemanden, y en Finlandia como Mörkö.[5][6]
A lo largo de la historia, el Coco ha influido en la cultura popular, apareciendo en canciones de cuna, cuentos y obras artísticas. Un ejemplo destacado es la pintura Que viene el Coco de Francisco de Goya, que representa una figura sombría y amenazante. Esta representación ha reforzado la permanencia del Coco como símbolo de disciplina y miedo en la tradición oral y visual.[7]