Conrado I de Alemania | ||
---|---|---|
| ||
Duque de Franconia | ||
27 de febrero del 906-23 de diciembre del 918 (12 años, 9 meses y 24 días) | ||
Predecesor | Conrado el Viejo | |
Sucesor | Eberardo de Franconia | |
| ||
Reino de Francia oriental (Germania) | ||
10 de noviembre del 911-23 de diciembre del 918 (7 años, 1 mes y 13 días) | ||
Predecesor | Luis IV el Niño | |
Sucesor | Enrique I el Pajarero | |
| ||
Información personal | ||
Nacimiento | 881 | |
Fallecimiento |
23 de diciembre de 918jul. o 23 de diciembre de 918 Weilburg (Alemania) | |
Sepultura | Catedral de Cristo Salvador | |
Nacionalidad | Alemana | |
Religión | Cristianismo | |
Familia | ||
Familia | Dinastía Conradina | |
Padres |
Conrado de Turingia Glismut | |
Cónyuge | Cunigunda de Suabia | |
Conrado I (en alemán: Konrad, ca. 881-Weilburg, 23 de diciembre de 918), llamado el Joven, hijo del duque Conrado de Turingia y nieto por vía materna del emperador Arnulfo de Carintia, fue duque de Franconia desde 906 y rey de Francia Oriental desde 911 hasta su muerte en 918.
Accedió al trono de los francos orientales tras la muerte de Luis IV el Niño, último representante de la línea oriental de los descendientes de Carlomagno, elegido rey por los gobernantes de los ducados raíz de los francos orientales. Mantuvo una alianza con la Iglesia pero no fue reconocido por los ducados de Baviera, Lorena, Sajonia y Suabia, con los que estuvo enfrentado, y a los que intentó someter, aunque fracasó. Le sucedió Enrique I el Pajarero, su adversario más destacado pero que, según se cree, designado como sucesor por el propio Conrado al final de su reinado.[1]
Fue el primer soberano después de la extinción de la rama carolingia en el reino de Francia Oriental, el primero en ser elegido por la nobleza y el primero en ser ungido,[2] el único rey franco de la dinastía Conradina y el último monarca franco de Francia Oriental. Francia Oriental se convirtió, con su sucesor, el sajón Enrique I el Pajarero, en el reino de Sajonia (o de Germania), resucitado después de su desaparición y la integración de su territorio en el Imperio franco, bajo Carlomagno. Esa entidad política se convertirá, a partir de su hijo Otón I, e incluyendo con el tiempo varios reinos más, en el nuevo Imperio de Occidente, una federación de Estados, que acabará por denominarse «Sacro Imperio Romano Germánico».