Crimen de Cuenca

El crimen de Cuenca[1]​ o caso Grimaldos fue un caso de torturas por la guardia civil debido a un supuesto caso de asesinato que nunca tuvo lugar y que, por la relevancia de la negligencia judicial y policial cometida, ha pasado a la historia del derecho español. En teoría el crimen había tenido lugar entre las localidades de Tresjuncos y Osa de la Vega en la provincia de Cuenca (España) en el año 1910.[2]

El caso inicialmente se cerró por falta de pruebas, aunque poco después se volvió a reabrir. En esta nueva apertura del caso las investigaciones policiales y judiciales fueron irregulares desde el primer momento, y la misma incluyó tortura, numerosos abusos policiales y finalmente penas de prisión para los acusados. Sin embargo, años después se descubrió que la persona supuestamente asesinada continuaba con vida, por lo que la Justicia hubo de intervenir nuevamente para anular las condenas y dictaminar la indemnización de los acusados. Así, el crimen de Cuenca ha pasado a la historia del derecho español como un caso paradigmático de error judicial.

En 1981 se estrenó El crimen de Cuenca, película dirigida por Pilar Miró. Basada en estos hechos, la película causó un gran impacto en la sociedad española de entonces.[3]

  1. Santiago Corella en EL PAÍS
  2. Pérez Bustamante, Rogelio. «El crimen de Cuenca». Consultado el 13 de enero de 2009. 
  3. José María Caparrós Lera (1992). El cine español de la democracia: de la muerte de Franco al "cambio" socialista (1975-1989), Editorial Anthropos, pp. 203-204

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