La constitución Dei Verbum es una constitución dogmática resultado del Concilio Vaticano II, en la que se expone, como dice el mismo documento, "la doctrina genuina sobre la divina revelación y sobre su transmisión para que todo el mundo, oyendo, crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere, y esperando, ame". La expresión latina Dei Verbum significa Palabra de Dios, y fue tomada -como es costumbre en los documentos católicos de importancia- de las palabras iniciales del documento.
Dei Verbum fue aprobada por la asamblea de obispos con 2344 votos a favor y 6 votos en contra, y posteriormente fue promulgada por el papa Pablo VI en noviembre de 1965. La generación de este documento catalizó muchos de los cambios en la orientación del mismo Concilio, y dio lugar a una etapa nueva en la historia de la Iglesia en cuanto a la forma de estudiar, interpretar, reflexionar y vivir los contenidos de las Sagradas Escrituras.
La génesis de la Constitución de la Revelación (un título corto común[1]) abarcó desde el principio hasta el final del Concilio. Dei verbum está considerado uno de los textos más significativos del Concilio y supuso una "ruptura epocal" que abrió "perspectivas nuevas y decisivas respecto a la comprensión teológica de la Revelación"[2]
Además de examinar el concepto de revelación, el documento aclara la relación entre Tradición y Santa Escritura. Al hacerlo, también hace hincapié en la forma correcta de entender la Sagrada Escritura, abriendo así posibilidades para el uso del exégesis histórico-crítica en la teología católica.