En geometría, el desarrollo de un poliedro es una disposición de aristas que forman polígonos sobre un mismo plano, de forma que no se superponen y que se pueden plegar (por sus aristas) para convertirse en las caras del poliedro. Son una útil herramienta para el estudio de los poliedros y de la geometría del espacio en general, ya que permiten construir modelos físicos de poliedros con materiales tan simples como una cartulina.[1]
Un ejemplo temprano de desarrollos de poliedros aparece en las obras de Alberto Durero, cuyo libro de 1525 Un curso en el arte de la medición con compás y regla (Unterweysung der Messung mit dem Zyrkel und Rychtscheyd) incluía el despliegue de los sólidos platónicos y de varios de los sólidos arquimedianos.[2] Estas construcciones fueron mencionadas con nombre propio por primera vez en 1543 por Augustin Hirschvogel.[3]