El judaísmo rabínico reconoce los 24 libros del texto masorético, comúnmente llamado el Tanaj o Biblia hebrea, como autoritativos. La erudición moderna sugiere que los que fueron más recientemente escritos son los libros de Jonás, Lamentaciones y Daniel, todos los cuales pudieron haber sido compuestos en una fecha tan tardía como el siglo II a. C.
El libro de Deuteronomio incluye la prohibición de añadir o restar,[1][2] que podría aplicarse al libro mismo (es decir, un «libro cerrado», una prohibición contra la futura edición del escriba) o a la instrucción recibida por Moisés en el monte Sinaí.[3]
El libro de 2 Macabeos, que en sí no es una parte del canon judío, describe a Nehemías (en torno al 400 a. C.) manteniendo «[una] colección de los libros que contenían las crónicas de los reyes, los escritos de los profetas, los salmos de David y las cartas de los reyes sobre las ofrendas» (2:13-15). El Libro de Nehemías sugiere que el sacerdote-escriba Esdras trajo la Torá al volver de Babilonia a Jerusalén y al Segundo Templo (Nehemías 8-9) alrededor del mismo período de tiempo. Ambos, 1 y 2 Macabeos, sugieren que Judas Macabeo (alrededor de 167 a. C.) también recogía libros sagrados (1 Macabeos 3:42-50, 2 Macabeos 2:13-15, 2 Macabeos 15:6-9).
No hay consenso de los expertos en cuanto a cuando el canon de la Biblia hebrea se fijó: algunos estudiosos sostienen que fue fijado durante la dinastía de los Asmoneos,[4] mientras que otros sostienen que no se fijó hasta el siglo II o incluso más tarde.[5]