En el mundo de la finanza, la deuda subordinada son una serie de títulos de deuda que se sitúan por detrás de otras deudas si una empresa entra en liquidación o quiebra. Así, se denomina "subordinada", pues los proveedores de la deuda (los prestamistas) tienen un estatus subordinado en relación con el resto de deudas ordinarias de que disponga la empresa. [2]
Estos títulos suelen ser de renta fija y rendimiento explícito, y son emitidos habitualmente por entidades de crédito y grandes sociedades,[3] ya sea en forma de préstamo (donde se otorga una cantidad de dinero fija) o de línea de crédito (donde se pone a disposición una cantidad determinada de dinero, pudiéndose utiliza o no en función de las necesidades de la empresa);[4] en ambos casos, pudiendo esta el cobro de los intereses condicionado a la existencia de un determinado nivel de beneficios.
Así, se compensa una rentabilidad potencialmente mayor con una mayor exposición al riesgo, pues, en caso de liquidación o quiebra de la entidad emisora, al establecerse el orden de pago a los acreedores, esta deuda se coloca por detrás de los acreedores ordinarios, reembolsándose estos bonos únicamente cuando ya se han satisfecho las deudas ordinarias. [5]