Ropera Tizona | ||
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Espada ropera de principios del siglo XVII | ||
Tipo | clase funcional de armas | |
País de origen | España | |
Historia de servicio | ||
Operadores | España | |
Historia de producción | ||
Diseñada | 1540 | |
Tipo de hoja | Recta de uno o dos filos | |
Puño | Protectora compleja | |
La expresión «espada ropera» surge en el Renacimiento en España para designar cierta clase de espada de hoja recta y larga, esgrimida a una mano.[1] El nombre original español de la espada ropera es tizona (no debe confundirse con la espada del Cid). Se la llama espada ropera porque se cargaba como un aditamento de la ropa, generalmente usada como accesorio de moda y como arma de duelo, defensa personal y militar.
Su nombre es de origen español y aparece registrado por primera vez en las Coplas de la panadera, de Juan de Mena, escritas entre 1445 y 1450 aproximadamente:[2]
Di, Panadera.
Un miércoles que partiera
el príncipe don Enrique
a buscar algún buen pique
para su espada ropera,
saliera sin otra espera
de Olmedo tan gran compaña,
que con mui fermosa maña
al Puerto se retrujera.
Otro documento en el que se cita una espada ropera es el inventario de objetos pertenecientes al duque Álvaro de Zúñiga (1468). En Francia se habla por primera vez de la espada ropera (la rapière) en documentos en torno a 1474. Edwart Oakeshott, en su libro European Weapons and Armour, indica que ya a principios del siglo XVI el término estaba bien establecido en Francia, adoptándolo pronto los ingleses. Sin embargo, esta clase de espada tuvo detractores como George Silver, quien se opuso a su uso por tentar a los hombres a tener duelos.
Su periodo de máximo esplendor podríamos situarlo entre 1525 y 1675 aproximadamente, siendo reemplazada progresivamente por el espadín típico del siglo XVIII, de origen francés.
Al menos en el siglo XVI, una espada ropera no era tan solo un arma para su uso exclusivo de punta, con hoja de sección estrecha y aguzada. En realidad, en la España de la época cualquier espada destinada a un uso de duelo y de vestir, acompañando a las vestimentas de un civil (o de un militar en traje civil), era denominada ropera, quedando, por tanto, fuera de esta denominación solo las espadas puramente militares, de guarnición sencilla. Encontramos, por tanto, durante este periodo elaboradas guarniciones de lazo, acompañando a hojas relativamente anchas, apropiadas para un uso tanto de punta como de corte, y aún estaremos frente a una espada ropera. Incluso a finales del siglo siguiente (ya hacia 1660-80), cuando las hojas de fina sección cuadrangular o romboidal (llamadas verduguillos) son ya moneda común, algunas espadas civiles de hoja ancha volvieron a estar de moda en España, siempre montando guarniciones propias de auténticas espadas roperas.