El significado de estancia varía un poco dependiendo de la localidad o país. En el Cono sur, incluido Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, estancia se refiere a un gran establecimiento rural, especialmente al destinado a la cría extensiva de hacienda vacuna, ovina y de caballos, criados a pasto y al aire libre todo el año. Se caracteriza por la existencia de, al menos, un «casco», es decir, de un centro edilicio, generalmente dentro de un área arbolada y parquizada —y, por consiguiente, excluida de la superficie productiva— que incluye viviendas y otros edificios para distintos usos.
En la región pampeana, la mayor parte de ellas contiene:
Las estancias de la Patagonia se diferencian por la presencia en cada uno de un enorme galpón, mucho más grande que las viviendas, destinado a la esquila de las ovejas.
En ocasiones —dependiendo de su tamaño—, la propiedad se divide en puestos. Este tipo de establecimiento rural surgió a lo largo del siglo XVII, cuando el ganado cimarrón comenzó a escasear por sobreexplotación y en cambio grandes cantidades del mismo se establecieron en puntos fijos. En parte, el mismo proceso tuvo lugar en las Misiones Orientales y en la Reducción de Yapeyú, y los jesuitas lideraron la formación de establecimientos muy extensos y con cascos complejos, que luego fueron imitando los ganaderos. En este aspecto tiene algunas semejanzas, pero también sus diferencias, con la hacienda mexicana o española, con la «fazenda» brasileña y con el rancho del oeste estadounidense.
En Puerto Rico, sin embargo, una estancia era una finca donde se cultivaban «frutos menores», es decir, frutos para la venta y el consumo local, dentro del país.
Durante la época colonial española esta denominación se usó para establecer el lugar que servía de asentamiento —por ejemplo, campamento— para los conquistadores.