Una fajina[1] es un haz de ramas utilizado en la guerra con el fin de trazar obras; cegar fosos; construir atrincheramientos, parapetos y espaldones; y formar diques y puentes sobre balsas para dar continuidad a las comunicaciones y realizar otra multitud de trabajos de ataque y defensa. En ingeniería militar, a menudo se usan para crear caminos para el paso de tanques y otros vehículos sobre zanjas, canales u otros terrenos irregulares.
También sirven para proteger las orillas de las corrientes de la erosión, o para estabilizar terrenos pantanosos. Su longitud depende de la que tengan las ramas que se arrancan o cortan de los árboles y su grosor es proporcionado a la obra en que se emplea. Para construirla, se atan las ramas a unos 30 cm de distancia de ambos extremos. Así mismo, se construyen otras fajinas más cortas y de menos diámetro para seguir el contorno de las obras.
Se llama fajina embreada o incendiaria a la compuesta de ramas muy secas y empapadas después de brea, alquitrán u otras mezclas inflamables, la cual encendida se arroja sobre los fosos y brechas para alejar a los sitiadores, para alumbrar las obras, quemar construcciones de madera o ramaje, etc.