El ferrocarril de Bagdad (en turco: Bağdat Demiryolu, en alemán: Bagdadbahn, en francés: Chemin de Fer Impérial Ottoman de Bagdad, en inglés: Baghdad Railway), se construyó de 1903 a 1940 para conectar Berlín con la ciudad del entonces Imperio Otomano, Bagdad, desde donde los alemanes querían acceder al puerto de Basora en el golfo Pérsico;[1] con una vía de 1600 km, desde Konya, continuando el ferrocarril de Anatolia a través de las actuales Turquía, Siria e Irak.
La finalización del proyecto llevó varias décadas y en el estallido de la Primera Guerra Mundial el ferrocarril todavía se encontraba a 960 km de su objetivo. El último tramo hasta Bagdad se construyó a finales de los años 30 y el primer tren que viajó de Estambul a Bagdad, partió en 1940.
La financiación y la ingeniería fue provista principalmente por los bancos y compañías del Imperio Alemán, que en 1890 habían construido el ferrocarril de Anatolia (Anatolische Eisenbahn) que conectaba Estambul, Ankara y Konya. El Imperio Otomano deseaba mantener el control de la península arábiga y expandir su influencia a través del mar Rojo llegando hasta el nominalmente otomano Jedivato de Egipto; que había estado bajo control militar británico desde la revuelta Urabi en 1882. Con una línea al puerto de Basora, los alemanes habrían obtenido un mejor acceso a las partes orientales del imperio colonial alemán, evitando el canal de Suez.
El ferrocarril se convirtió en una fuente de disputas internacionales durante los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial.[2][3] Aunque se ha sostenido que se resolvieron en 1914 antes de que empezara la guerra, también se ha argumentado que el ferrocarril fue la primera causa de la Primera Guerra Mundial.[4][5] Las dificultades técnicas en los remotos montes Tauro y los retrasos diplomáticos hicieron que en 1915 el ferrocarril se encontrara a 480 km de su finalización, lo que limitaba severamente su uso durante la guerra; en la que Bagdad fue ocupado por los británicos mientras que el ferrocarril del Hiyaz, en el sur, era atacado por la guerrilla dirigida por Lawrence de Arabia. La construcción se reanudó en los años 30 y finalizó en 1940.
La historia del ferrocarril en el contexto de la Primera Guerra Mundial se ha utilizado en los últimos tiempos para describir la respuesta de los intereses alemanes al Imperio Británico, y la de Turquía a sus rivales rusos.[6] Como escribió un contemporáneo que se encontraba sobre el terreno en la época, el orientalista estadounidense Morris Jastrow,[7] "Se sentía en Inglaterra que si, al igual que se dice que comentó Napoleón, Amberes en manos de un gran poder continental era una pistola que apuntaba a la costa inglesa, Bagdad y el golfo Pérsico en manos de Alemania serían un cañón de 42 centímetros de calibre apuntando a la India".