El fresco seco, también conocido como fresco secco (del italiano), pintura al seco o pintura en seco, es una técnica de pintura mural.[1]
A diferencia de la pintura al fresco, no se pinta sobre el revoque de cal fresco y aún húmedo, sino sobre el revoque ya seco o sobre la mampostería ya seca.[2] Se aplican los pigmentos mezclados con un aglutinante orgánico y/o cal sobre yeso seco.[3]
Las pinturas utilizadas pueden ser, por ejemplo, pintura de caseína, témpera, pintura al óleo o pintura mineral. Sin embargo, en muchos casos, se ha utilizado una técnica mixta, empezando la obra al fresco y terminándola al fresco seco. Como variante, si los pigmentos se mezclan con agua de cal o lechada de cal y se aplican sobre un enlucido seco, la técnica se denomina pintura al seco a la cal.
Como los pigmentos no forman parte de la pared, como en el denominado buon fresco, donde la pintura al fresco no ha sido retocada después al temple o por otro procedimiento, se da el caso de que las pinturas al fresco seco son menos duraderas. Los colores pueden desprenderse de la pintura con el paso del tiempo, pero esta técnica tiene las ventajas de tener una mayor precisión en los detalles, obtener una gama de colores más suaves, disponer de un mayor tiempo de trabajo y la posibilidad de retoques posteriores.[1]
También se habla de fresco seco cuando se pinta sobre cerámica recubierta con una capa de estuco, usualmente con colores pastel.