La Fuente Q (también conocida como Documento Q, Evangelio Q, Evangelio de los dichos Q o simplemente Q, derivado de en alemán: Quelle, 'fuente') es un protoevangelio, una colección hipotética de dichos (logia) de Jesús que podría haber estado en circulación de manera escrita para la época en que se escribieron los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas), aproximadamente entre los años 65 y 95 d. C.[1] El nombre de Q fue acuñado por el teólogo y estudioso bíblico alemán Johannes Weiß.[1] La mayoría de expertos bíblicos concuerdan en que los autores de los evangelios de Mateo y Lucas basaron sus descripciones escritas en gran medida en el Evangelio de Marcos. Sin embargo, ambos evangelios comparten bastante material—compuesto en gran parte de logia atribuidos a Jesús—que está ausente en Marcos. Esto llevó a que los estudiosos hipotetizaran la existencia de una fuente indeterminada de la cual se había sacado el material compartido. Q es aceptada, pues, como una de las dos fuentes escritas detrás del Evangelio de Mateo y del Evangelio de Lucas. Q es parte del material «común» que puede encontrarse en Mateo y Lucas y que no puede hallarse en su otra fuente escrita, el Evangelio de Marcos. Este texto antiguo se supone basado en la tradición oral de la Iglesia primitiva y contiene las logia o «dichos» de Jesús.[2]Si bien no se ha encontrado ningún documento tal y algunos académicos dudan de que haya siquiera existido, otros han intendado reconstruirlo a través de un análisis textual intensivo.[1]
Junto con la de la prioridad de Marcos, la hipótesis Q fue formulada en 1900, y continúa siendo uno de los fundamentos de la mayoría de estudios académicos sobre los evangelios.[3] B. H. Streeter formuló una perspectiva sobre Q ampliamente aceptada: que fue un documento escrito (no una tradición oral) redactada en griego koiné, que prácticamente todo su contenido aparece en Mateo, en Lucas o en ambos, y que Lucas preserva con mayor frecuencia el orden original del texto que Mateo. Según la hipótesis de las dos fuentes, la hipótesis de las tres fuentes y la hipótesis Q+/Papías, tanto Mateo como Lucas habrían utilizado a Marcos y a Q como fuentes. Algunos estudiosos han postulado que Q es en realidad una pluralidad de fuentes, algunas escritas y otras orales. Otros han intentado determinar las fases en las que Q fue compuesto.[4]
A pesar de que la hipótesis de las dos fuentes ha recibido amplio apoyo, la existencia de Q ha sido cuestionada en ocasiones.[4] Uno de los escépticos más notables de Q es Mark Goodacre, un profesor de Nuevo Testamento de la Universidad de Duke.[5] La ausencia de menciones de lo que debería haber sido un documento dominical altamente apreciado en todos los catálogos de la Iglesia primitiva, así como en las obras de los padres de la Iglesia primitiva como Jerónimo, podría verse como un problema fundamental en el estudio bíblico moderno.[6] Sin embargo, otros académicos explican este punto señalando que copiar Q habría podido ser visto como innecesario, en tanto sus contenidos ya estaban preservados en los evangelios canónicos. El consejo editorial del Proyecto Internacional Q afirma: «Durante el siglo II, cuando el proceso canonizador estaba teniendo lugar, los escribas no hicieron nuevas copias de Q, dado que el proceso canonizador conllevó la elección de lo que debía y lo que no debía ser utilizado en los servicios eclesiásticos. De ahí que prefirieran hacer copias de los Evangelios de Mateo y Lucas, donde los dichos de Jesús a partir de Q estaban reescritos para evitar malentendidos, y para encajar en su propia situación y comprensión de lo que Jesús quería decir realmente».[7] A pesar de estos desafíos, la hipótesis de las dos fuentes mantiene un amplio apoyo.[4]