Un funcionario de prisiones es un funcionario encargado de supervisar la seguridad y el buen funcionamiento de los reclusos en el sistema penitenciario de cada país.
Entre las funciones del funcionario de prisiones, así como de los celadores de prisiones militares, figuran la vigilancia y el cuidado de los presos, apostándose en lugares estratégicos del recinto como accesos o puestos de vigilancia o a través de los monitores de las cámaras de vigilancia. El funcionario se encarga de encerrar a los presos en sus celdas y permitir que salgan en los tiempos de ocio previstos. Registra las celdas e internos en busca de drogas o armas. Los funcionarios de instituciones penitenciarias también tienen entre sus cometidos el mantener el orden en el interior de los centros penitenciarios evitando posibles intentos de evasión o violencia de los internos, evitando daños de los internos a sí mismos, a otras personas o cosas y haciendo cumplir las normas de régimen interior para una adecuada convivencia.
Puede requerir ayuda médica para alguno de los encarcelados, o proporcionarla. También realizan labores dentro de las instalaciones del centro penitenciario: biblioteca, talleres, etc. Registra a los internos a su llegada a la cárcel, realiza su identificación así como la tramitación de sus expedientes penitenciarios y judiciales. El funcionario de prisiones puede ocuparse de distribuir algunos de los bienes comprados por los presos, como tabaco o chocolatinas.[1] Del mismo modo, participan en las tareas de tratamiento penitenciario,[2] reeducación y reinserción social, colaborando con los equipos terapéuticos y observando el comportamiento de los presos de cara a evaluar su progreso. Además, también realizan todo tipo de tareas administrativas y burocráticas en el ámbito penitenciario.[3]