Una gladiadora era una luchadora armada que se enfrentaba en combates violentos con otros humanos o con animales para el entretenimiento del público en la antigua Roma. Estaban bien preparadas y como sus homólogos masculinos luchaban entre ellas o contra animales salvajes durante juegos y festivales públicos (ludi). Los espectáculos entre gladiadoras solían reservarse para el horario nocturno, ya que al igual que los varones ellas luchaban con el torso descubierto y sólo llevaban atuendo y armadura de cintura para abajo. Su existencia queda atestiguada por evidencias arqueológicas y literarias.[1] Se sabe poco sobre las gladiadoras, parece que empleaban el mismo equipamiento que los hombres, pero eran pocas y casi con toda seguridad las audiencias las consideraban una rareza exótica. Pese a la extensión popular del término «gladiatrix», este término fue sin embargo inventado a posteriori, ya que no aparece así citado en ninguna de las fuentes clásicas de la época.[2] También son llamadas actualmente como gladiatrix, término no utilizado durante el Imperio Romano sino acuñado en la Edad Contemporánea.[3]