El Gobierno de José Manuel Estrada Cabrera corresponde al período de la Historia de Guatemala que abarca del 8 de febrero de 1898 al 14 de abril de 1920 y en el que fue presidente el licenciado Manuel Estrada Cabrera. Tan pronto como Estrada Cabrera se hizo cargo de la presidencia luego del asesinado del presidente José María Reina Barrios, no toleró ningún tipo de oposición y comenzaron a darse una serie de crímenes políticos, torturas en la Penitenciaría Central y fusilamientos de numerosos opositores. Durante su gobierno, la United Fruit Company (UFCO) se convirtió en la principal fuerza económica de Guatemala, con grandes concesiones otorgadas por el Gobierno, ya que Estrada Cabrera tenía acciones en la compañía y además estaba interesado en obtener el apoyo de Estados Unidos para evitar un posible ataque de la flota británica;[a] por otra parte, tuvo que mantener al margen a los gobiernos de México, El Salvador y Nicaragua —opuestos a la política estadounidense—, que también pretendían influir de manera decisiva en Guatemala.
Es considerado como un administrador eficiente, ya que mantuvo al país estable durante su gobierno a pesar de que Guatemala se vio afectada por la deuda con los bancos británicos —ya mencionada—, la construcción del Canal de Panamá —que hizo inútil la construcción del ferrocarril interoceánico en Guatemala—, la variabilidad en el precio del café —principal producto de exportación de Guatemala durante los regímenes liberales—, y las imposiciones políticas, económicas y militares de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania durante la Primera Guerra Mundial. Hacia el final de su régimen, la Revolución Mexicana (1910-1917) y la Revolución Bolchevique en Rusia en 1917 influyeron en la forma de pensar de los jóvenes y obreros guatemaltecos, quienes poco a poco empezaron a rebelarse contra el presidente. Por último, los terremotos de 1917-18, que destruyeron más de la mitad de la Ciudad de Guatemala fueron el inicio del fin para su presidencia, pues se hizo evidente la corrupción generalizada en su gobierno pues fue incapaz de reconstruir la ciudad a pesar de las generosas donaciones que le hicieran gobiernos extranjeros, y que terminaron en las fortunas privadas del presidente y de varios miembros de su gabinete.
A pesar de ser un civil, Estrada Cabrera logró mantener bajo control a los jefes militares y se ganó la lealtad del Ejército, que incluso luchó bajo su mando contra varios intentos de invasión durante su gobierno.
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