Grutesco

Motivos decorativos de Nicoletto da Modena, publicados por Antonio de Salamanca, ca. 1500-1512. Están entre los primeras ilustraciones de la Domus Aurea que se divulgaron por la imprenta. No obstante, más que del modelo antiguo parecen derivar más bien de los diseños de Pinturicchio.
Decoración de la Domus Aurea

Grutesco (del italiano grottesco, y este de grotta -"gruta"-)[1]​ es un motivo decorativo derivado de la decoración de las "cuevas" descubiertas en la Roma del siglo XV y que posteriormente se han identificado como habitaciones y pasillos de la Domus Aurea (el palacio que Nerón hizo construir tras el gran incendio del año 64). Fueron muy utilizados en el arte del Renacimiento y se divulgaron por toda Europa. Consiste en la combinación de elementos vegetales[2]​ (follajes, guirnaldas), vasijas, cornucopias,[3]panoplias, figuras humanas y teriomórficas (bichas, centauros, sátiros, putti), animales fantásticos y seres mitológicos ("sabandijas", "quimeras"), mascarones, bucráneos,[4]​ etc., que se relacionan de manera caprichosa y rellenan de forma profusa el espacio (horror vacui) en composiciones simétricas.

Su condición de estilo extravagante (se definían sus motivos como ridículos, chabacanos, vulgares o absurdos) extendió el uso del término grotesco como sinónimo de tales adjetivos, incluso de lo irregular, grosero y de mal gusto. También se denomina así lo relativo a las cuevas artificiales.[5]​ La decoración con rocalla o rocaille (en jardinería e interiores respectivamente) es propia de estilos posteriores (el Rococó del siglo XVIII). Muy anterior es la utilización de monstruos en el arte medieval (gárgolas, canecillos); mientras que la fase final del Renacimiento, el Manierismo, tiene algunos ejemplos destacados de ello (Parque de los monstruos de Bomarzo). Lo grotesco terminó por definir una categoría estética diferenciada de la idea clásica de belleza, en oposición a la categoría de lo sublime.[6]

  1. Real Academia Española. «grutesco». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  2. La decoración con motivos vegetales, aunque con criterios muy distintos, fue usada profusamente en 1498 por Leonardo da Vinci en la Sala delle Asse del castillo Sforzesco de Milán. Milena Magnano, Leonardo, collana I Geni dell'arte, Mondadori Arte, Milano 2007, pag. 104. ISBN 978-88-370-6432-7. Fuente citada en Intrecci vegetali con frutti e monocromi di radici e rocce.
  3. Ana Ávila, Imágenes y Símbolos en la Arquitectura Pintada Española (1470-1560), Anthropos Editorial, 1993, ISBN 8476584172, pg. 152
  4. Escultura castellana - Sillerías de coro
  5. Real Academia Española. «grotesco». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  6. La vinculación de grotesco y sublime como par opuesto se explicita en Victor Hugo (citado en El enigma de las máscaras, pg. 256): Lo sublime sobre lo sublime con dificultad produce un contraste, y necesitamos descansar hasta de lo bello. Parece, por el contrario, que lo grotesco sea un momento de pausa, un término de comparación, un punto de partida desde el que nos elevamos hacia lo bello con percepción más fresca y más deseada. La salamandra hace resaltar la ondina, y el gnomo embellece al silfo. Podemos decir con exactitud que el contacto con lo deforme ha dotado a lo sublime moderno de algo más puro, de algo más grande que lo bello antiguo, y debe ser así.

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