Guerra de las Comunidades de Castilla

Guerra de las Comunidades de Castilla


El movimiento comunero en el territorio de la Corona:[2]
     Ciudades pertenecientes al bando comunero.      Ciudades que se mantuvieron leales al rey.

Fecha 1520-1522
Lugar Corona de Castilla
Resultado Victoria realista
Beligerantes
Comuneros Realistas
Comandantes
Juan de Padilla  Ejecutado
Juan Bravo  Ejecutado
Francisco Maldonado  Ejecutado
Antonio de Acuña  Ejecutado
María Pacheco
Juan de Zapata
Pedro Girón (1520)[a]
Ramiro Núñez de Guzmán
Pedro López de Ayala
Carlos I[b]
Adriano de Utrecht
Condestable de Castilla
Almirante de Castilla

La guerra de las Comunidades de Castilla fue el levantamiento armado de los llamados comuneros, acaecido en la Corona de Castilla desde el año 1520 hasta 1522, es decir, a comienzos del reinado de Carlos I. Las ciudades protagonistas fueron las del interior de la meseta Central, situándose a la cabeza del alzamiento las de Segovia, Toledo y Valladolid. Su carácter ha sido objeto de agitado debate historiográfico, con posturas y enfoques contradictorios.[5]​ Así, algunos estudiosos califican las Comunidades como una revuelta antiseñorial; otros, como una de las primeras revoluciones burguesas de la Era Moderna,[6]​ y otra postura defiende que se trató más bien de un movimiento antifiscal y particularista, de índole medievalizante.

El levantamiento se produjo en un momento de inestabilidad política de la Corona, que se arrastraba desde la muerte de Isabel la Católica en 1504. En octubre de 1517, el rey Carlos I llegó a Asturias proveniente de Flandes, donde se había autoproclamado rey de sus posesiones hispánicas en 1516. A las Cortes de Valladolid de 1518 llegó sin saber hablar apenas castellano y trayendo consigo un gran número de nobles y clérigos flamencos como corte, lo que produjo recelos entre las élites sociales castellanas, que sintieron que su advenimiento les acarrearía una pérdida de poder y estatus social. Este descontento fue transmitiéndose a las capas populares y, como primera protesta pública, aparecieron pasquines en las iglesias donde podía leerse:

Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor.[7]

Las demandas fiscales, coincidentes con la salida del rey para la elección imperial en Alemania tras las Cortes de Santiago y La Coruña de 1520, produjeron una serie de revueltas urbanas que se coordinaron e institucionalizaron, encontrando un candidato alternativo a la corona en la «reina propietaria de Castilla», la madre de Carlos, Juana, cuya incapacidad o locura podía ser objeto de revisión, aunque la propia Juana, de hecho, no colaborara. Tras prácticamente un año de rebelión, se habían reorganizado los partidarios del emperador —particularmente la alta nobleza y los territorios periféricos castellanos, como los reinos andaluces y Granada— y las tropas imperiales asestaron un golpe casi definitivo a las comuneras en Villalar el 23 de abril de 1521. Allí mismo, al día siguiente, se decapitó a los líderes comuneros: Padilla, Bravo y Maldonado. El ejército comunero quedaba, así, descompuesto. Solamente Toledo mantuvo viva su rebeldía, hasta su rendición definitiva casi un año después, el 3 de febrero de 1522.

Las Comunidades han sido siempre motivo de atento estudio histórico en España, y su significado a veces ha sido mitificado y utilizado políticamente, en particular a partir de la visita del Empecinado a Villalar el 23 de abril de 1821, con motivo del tercer centenario de la derrota, tal como era sentida por los liberales. Pintores como Antonio Gisbert retrataron a los comuneros en algunas de sus obras, y se firmaron documentos como el Pacto Federal Castellano, con claras referencias a las Comunidades. Los intelectuales conservadores o reaccionarios adoptaron interpretaciones mucho más favorables a la postura imperial y críticas hacia los comuneros. A partir de la segunda mitad del siglo xx, se revitalizaron los estudios históricos haciendo uso de una metodología renovada.

Más recientemente, en el plano político, desde principios de la transición a la democracia, se comenzó a conmemorar la derrota cada 23 de abril, alcanzando finalmente, con la conformación de Castilla y León como autonomía, el estatus de Día de la Comunidad. Asimismo, su utilización como elemento simbólico está muy presente en los movimientos castellanistas y regionalistas castellanoleoneses. Ha tenido una notable difusión popular mediante el poema épico Los comuneros, de Luis López Álvarez, musicalizado por el Nuevo Mester de Juglaría.[8]

  1. Alonso, 2016, pp. 104-105.
  2. Díaz Medina, Ana (2006). «Héroes de Castilla: Los Comuneros». Historia National Geographic (n.º 27): p. 92-103.
  3. Alonso, 2016, p. 98.
  4. Alonso, 2016, p. 96.
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  6. Maravall, José Antonio (2021). Las Comunidades de Castilla. Una primera revolución moderna (4.ª edición). Madrid: Alianza Editorial. ISBN 978-84-1362-313-9. OCLC 1259391509. 
  7. Citado en Los Comuneros de Castilla de J. L. Díez, pág. 7.
  8. La grabación es de finales de 1976, y se ha hecho una reedición en 2001, con motivo de su XXV aniversario. Página sobre Los Comuneros Archivado el 21 de abril de 2008 en Wayback Machine.. Discografía del grupo. Video ilustrado con imágenes históricas y de reivindicación política.


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