La guerra Israel-Gaza que dio comienzo el 7 de octubre de 2023 ha causado una crisis alimentaria catastrófica con un riesgo creciente de hambruna en la Franja de Gaza. La crisis se deriva de los ataques aéreos israelíes, que han destruido la infraestructura de la industria alimentaria gazatí, incluidas panaderías y molinos harineros, así como de una escasez generalizada de suministros esenciales, debido en gran medida al bloqueo israelí de la entrada de productos a esta región palestina.[1][2] Ambos factores han dejado a 1,1 millones de habitantes de la Franja de Gaza en la fase más extrema de inseguridad alimentaria, denominada por la FAO como fase de hambruna o catástrofe humanitaria,[3] incluidos unos 50.000 niños con desnutrición severa en el norte de la Franja.[4] De hecho, en palabras de este organismo de la ONU, «los niveles catastróficos de hambre en Gaza son los más altos jamás registrados en la escala IPC, tanto en términos de número de personas como de porcentaje de la población. Nunca antes habíamos visto un deterioro tan rápido hasta llegar a una hambruna generalizada».[5]
A finales de marzo, la totalidad de la población de la Franja de Gaza se encontraba en la Fase 3 de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), denominada crisis alimentaria y de subsistencia; el 40% de la población estaba en la Fase 4, o de emergencia humanitaria, y el 30 % se hallaba en la Fase 5 o hambruna. Según el CIF, el riesgo de hambruna aumentaba cada día.[6][7] A principios de marzo de 2024, la situación en la Franja de Gaza cumplía una de las tres condiciones para ser calificada como hambruna por el CIF, y se preveía que los otros dos umbrales se cumplirían en mayo de 2024.[8]
Numerosos grupos defensores de los derechos humanos, como Human Rights Watch,[9] Oxfam,[10] el Programa Mundial de Alimentos[11] y Amnistía Internacional,[12] así como el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Michael Fakhri,[13] el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, y representantes oficiales de diversos países han acusado a Israel de utilizar el hambre como método de guerra.[14][15][16] El fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional ha solicitado una orden de arresto contra Benjamín Netanyahu y contra Yoav Galant, ambos acusados de usar del hambre como arma de guerra entre otros crímenes.[17]Israel desmiente que haya una situación de hambruna extrema y permite la entrada supervisada de ayuda humanitaria sin poner límite a la cantidad de ayuda, aunque gran parte de la misma es saqueada por multitudes de gazatíes que asaltan los camiones.[18] La entrada limitada de camiones de ayuda humanitaria ha exacerbado la crisis, lo que ha llevado a los expertos a etiquetarla como uno de los peores casos de hambruna provocada por el hombre en casi un siglo[19]y como la mayor proporción de población que ha padecido hambre en la historia.[20]
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