La helicicultura (de los vocablos latinos “helix” (tipo de caracol) y “cultivare”) es la cría de caracoles terrestres comestibles con fines comerciales. La especie que más comúnmente se cría en las granjas de caracoles o granjas helicícolas es Helix aspersa.
La captura masiva en algunas zonas geográficas de estos caracoles ha puesto incluso en peligro de extinción alguna de sus especies, como es el caso del iberus alonensis, comúnmente llamado "vaqueta", variedad muy apreciada en Aragón, sur de Cataluña y provincia de Castellón, donde pueden llegar a valorarse a un euro el caracol.[1]
Los caracoles estuvieron presentes a lo largo de la historia de la humanidad, no solo como parte de su alimentación, sino también como elementos importantes dentro de las religiones, las artes, la medicina y las tradiciones de diferentes culturas de diferentes épocas.
A principios del siglo XX, debido a que la demanda de caracoles y su valor económico era cada vez mayor, algunos pioneros realizaron los primeros intentos de cría verdadera, es decir, controlando todas las fases del ciclo del caracol, incluyendo la producción de crías.
Actualmente[¿cuándo?] ya se puede hablar de la cría de caracoles terrestres o helicicultura como una actividad zootécnica reconocida internacionalmente pese a la variedad de sistemas de cría existentes.[2]
Si bien existen varias especies de caracoles terrestres de la familia Helicidae que son comestibles y pueden criarse en cautividad, la mayoría de explotaciones comerciales, también llamadas helicicultivos, trabajan con la especie Helix aspersa, o caracol común de jardín. No obstante, esta especie también se comporta como una plaga agrícola que inflige graves daños a cultivos, tanto en Europa como en otras regiones del mundo, y cuando es liberada de forma intencional o accidental al medio natural, puede convertirse en una especie invasora. Por este motivo, en muchos países la helicicultura está restringida o condicionada a la obtención previa de permisos o licencias, con el fin de garantizar que no se afecte la actividad agrícola o el equilibrio ecológico de los ecosistemas.