Hiperacusia | ||
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Especialidad | otorrinolaringología | |
La hiperacusia es una enfermedad caracterizada por la reducción del umbral de tolerancia a los sonidos ambientales, se ha definido como un trastorno auditivo que involucra un aumento de la sensibilidad o disminución de la tolerancia a sonidos a niveles que no molestarían a la mayoría de los individuos. No se ha definido con exactitud su frecuencia, pero para algunos autores afecta a entre el 9 y el 15% de la población, siendo su prevalencia mayor entre aquellas personas que presentan acúfenos.[1][2] Un individuo afecto de hiperacusia experimenta malestar, disconfort o dolor y aumento de acúfenos preexistentes cuando se expone a sonidos o ambientes ruidosos que otras personas no consideran desagradables o molestos.[3] El malestar es proporcional a la intensidad del sonido y la duración de la exposición. El nivel de tolerancia a la intensidad del sonido es variables dependiendo de la gravedad de la afección. En los casos más severos, sonidos que normalmente son apenas perceptibles, por ejemplo el provocado por el roce de prendas de tela, pueden generar dolor y malestar intenso.[4]
El término se originó en el trabajo de Henry B. Perlman en 1938[5] y no debe confundirse con la fonofobia (aversión o fobia a determinados sonidos aun cuando estos sean de intensidad moderada o leve) y la misofonía, estos dos cuadros se engloban dentro de la esfera psicológica, ya que los síntomas se desencadenan por algunos tipos de sonido y no por su intensidad, mientras que la hiperacusia es una activación anómala de las neuronas de la vía auditiva y tiene por tanto un origen físico y no psicológico, aunque puede coexistir la hiperacusia y la fonofobia en la misma persona. El término algiacusia significa dolor provocado por el sonido y no es sinónimo de hiperacusia, cualquier persona experimenta algiacusia si la intensidad de un sonido supera determinado umbral.[6]