Pertenencias históricas
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Los primeros poblamientos de la zona donde hoy se enclava Dresde datan del Neolítico.[1] Dresde, cuyo nombre proviene del antiguo sorabo drežďany («pantano» o «ribereño de la ripisilva»),[2] fue al principio sólo un pueblo de pescadores y campesinos. No se menciona por primera vez hasta 1206. Después de la división de la casa de Wettin en dos ramas en 1485; la ciudad recayó en manos del hijo menor, Alberto, quien la convirtió en la capital del ducado de Sajonia, ampliando sus posesiones hasta convertirse en un centro político y cultural. Desde 1547 experimentó un gran auge tras la rebelión de los Wettin para obtener la dignidad Electoral, haciendo de Sajonia el estado protestante más importante del Sacro Imperio Romano Germánico.
El desarrollo de la ciudad se vio estancado por la guerra de los Treinta Años (1618-1648). En 1685 el casco antiguo ardió completamente y necesitó bastantes años para su total reconstrucción como "Nueva ciudad regia" (hoy Neustadt). Bajo el gobierno de Augusto el Fuerte, Dresde se labró su fama de ciudad cultural — la «Florencia del Norte»— que todavía mantiene: invitó a arquitectos, compositores y músicos, a menudo llegados de Italia o Austria, y se construyó el complejo barroco del Zwinger, el palacio japonés y la Hofkirche y adquirió colecciones excepcionales de obras de arte.
Durante el siglo XVIII, Dresde fue conquistada por Prusia en dos ocasiones: guerra de sucesión austriaca (1745) —cuando se firmó en la ciudad un tratado de paz entre Austria y el ducado de Sajonia que aseguraba Silesia a Prusia— y guerra de los Siete Años (1756-1763), en la que los prusianos incendiaron la ciudad. En 1760 Dresde fue asediada otra vez por Prusia, esta vez sin éxito, aunque tuvo que soportar un nuevo bombardeo. A principios del año 1791 se firmó en Dresde la Declaración de Pillnitz, que dio comienzo a unas hostilidades entre Francia y Alemania que durarían 150 años, descontentos los soberanos alemanes con los resultados de la Revolución francesa. En 1813, un año después de haber celebrado allí el famoso congreso de Dresde, durante la Guerra de la Sexta Coalición contra Napoleón I, tuvieron lugar en los alrededores de Dresde batallas decisivas como Dresde (26 y 27 de agosto) y Leipzig. En esta ocasión el reino de Sajonia, con Dresde a la cabeza, luchó junto a los franceses, que protegieron la ciudad y la defendieron contra los posteriores ataques. Vencidos los franceses frente a un ejército de coalición integrado por austriacos, rusos y prusianos, entregarían la ciudad el 16 de noviembre que fue ocupada por los rusos hasta que el 8 de noviembre de 1814 fue transferidas al gobernador prusiano. Las fortificaciones de la ciudad fueron destruidas en 1815. A lo largo del siglo XIX Dresde se convirtió en la capital de uno de los reinos más fuertes que había en el Reich formado en 1871.
La ciudad recibió un durísimo golpe al final de la Segunda Guerra Mundial. Apenas doce semanas antes de la capitulación de la Alemania nazi, un tercio de la ciudad fue destruida del 13 al 15 de febrero de 1945 por la Royal Air Force, con el apoyo de la fuerza aérea estadounidense. Se lanzaron sobre la ciudad 650 000 bombas incendiarias y explosivas con un peso total de 3900 to que desencadenaron una tormenta ígnea que redujo a escombros su centro histórico. El número de muertos se estimó en un principio en varios cientos de miles y varía enormemente en función de la fuente, pero la línea mayoritaria en la historiografía actual lo sitúa entre 22 700 y 35 000 muertos, decantándose los estudios más recientes por las cifras más bajas.[3][4][5][6][7][8] Ese ataque sigue siendo uno de los episodios más polémicos y controvertidos de la II Guerra Mundial. Obras maestras del arte barroco como la Semperoper y los principales museos del castillo de la Residencia de Dresde y el Zwinger fueron destruidos. Casi todas las colecciones del Antiguo Régimen habían sido escondidas por precaución en un bosque cercano antes de los bombardeos. Fueron trasladados a la Unión Soviética después de la guerra y luego repatriados a Alemania Oriental en 1955.[9]
Tras el reparto de las potencias aliadas, la ciudad quedó en la zona de ocupación soviética —que se mantuvo con la presencia en la ciudad de una división de tanques del ejército soviético hasta la reunificación.— y posteriormente, a partir de 1949, se integró en la República Democrática Alemana (RDA). A diferencia de otras ciudades alemanas, Dresde vio reconstruida buena parte de las áreas históricas destruidas y gracias a las protestas de los vecinos, las partes no destruidas del barrio de Neustadt se salvaron de la demolición. Una parte importante de la ciudad fue construida siguiendo los principios de la arquitectura socialista, edificándose grandes bloques de edificios de hormigón y barrios de viviendas populares prefabricadas en Prohlis y Gorbitz. Las autoridades socialistas alemanas reconstruyeron el palacio Zwinger, la catedral católica (Hofkirche) y el teatro de la ópera (Semperoper). En 1952 el land de Sajonia fue disuelto por las autoridades de la RDA y Dresde se convirtió en capital del distrito homónimo. Durante ese periodo, la ciudad se convirtió en el mayor centro industrial de la Alemania oriental, disponiendo de un gran número de centros de investigación.
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la Reunificación alemana, la ciudad pasó a ser la nueva capital del recuperado land de Sajonia, parte de la República Federal de Alemania y de la Unión Europea. En esa época fueron derribados más edificios antiguos y muchos fueron reconstruidos gracias a subvenciones. Muchas zonas de Dresde sirven ahora como ejemplo de la exitosa restauración de edificios representativos y permanecen como emblemas del patrimonio nacional. Al igual que el resto de la antigua RDA, Dresde tuvo problemas para incorporarse a la RFA, aunque ha sido una de las que mejor ha sabido adaptarse a la Nueva Economía.
En agosto de 2002, la ciudad se vio afectada por las grandes inundaciones del Elba, cuyo nivel superó al de las mayores inundaciones de 1784, 1799 y 1845; la estación central fue devastada por un río de lodo y numerosos monumentos reconstruidos fueron dañados.
En 2004, Dresde y los 20 km que median entre el castillo de Übigau y el Palacio de Pillnitz, es decir, el Valle del Elba en Dresde, fueron declarados Patrimonio Cultural Mundial de la Unesco, pero dejaron de serlo en 2009 a causa del impacto producido por las obras del puente del Waldschlößchen.[10] En el año 2005 se culminó la reconstrucción de la Frauenkirche, iglesia que se ha convertido en el símbolo de la reconstrucción de la ciudad.
Schiller en 1785 escribió en esta ciudad la Oda a la Alegría, el poema que es actualmente el Himno de la Unión Europea.