La historia de Melilla comenzó en i milenio a. C. el siglo VIII a. C. los fenicios se instalaron en un lugar que se llamó Rusadir, que significa en púnico "cabo imponente".[1][2]
En el siglo III a. C. esta ciudad formaba parte del Imperio cartaginés. La región fue anexionada por el Imperio romano en el 42 d. C., siendo considerada como la Hispania Transfretana.[3][4][5][6] Posteriormente, pasó a ser parte de la Hispania visigoda.[7]
En el año 534 fue conquistada por el emperador bizantino Justiniano I. Fue recuperada por el visigodo Sisebuto en el 615.[8] En el año 700 el musulmán Musa ibn Nusair conquistó Rusadir.[9]
En 1497 Melilla, que se encontraba abandonada debido a un conflicto con el sultanato de Fez,[10][11] fue ocupada por Pedro de Estopiñán y Virués, como comandante del duque de Medina Sidonia y con el apoyo de los Reyes Católicos.[11]
Entre 1774 y 1775 la ciudad fue sitiada, sin éxito, por el sultán Mohammed III, con apoyo británico, siendo defendida por el comandante general Juan Sherlock.[12][13]
Melilla ya aparece como plaza española en el Tratado de Paz de 1767. Los tratados de 1767, 1780 y 1785 son mencionados también en el Tratado de Paz de 1799.[14] El territorio español de Melilla fue delimitado por el Tratado del 14 de noviembre de 1863.[15]