La infraestructura blanda o infraestructura social[1] se compone de todos los elementos necesarios para prestar los servicios que mantienen los estándares económicos, sanitarios, culturales y sociales de una población. El concepto se contrapone al de infraestructura dura (a la que generalmente se alude con la palabra "infraestructura" a secas), compuesta por construcciones como carreteras, puentes, vías férreas, puertos, aeropuertos, líneas eléctricas, centrales energéticas, etc.
La infraestructura blanda incluye tanto elementos físicos —por ejemplo edificios especializados y equipamiento— como elementos inmaterialesː comunicación, las reglas y los controles que gobiernan los distintos sistemas, la financiación de estos sistemas o la formación de sus profesionales.
La infraestructura blanda se compone de instituciones como el sistema financiero, el sistema educativo, el sistema sanitario, el sistema de gobierno, el sistema de justicia, los servicios de emergencia, la red de bibliotecas, museos, polideportivos y auditorios, etc.
La esencia de la infraestructura blanda es el suministro de servicios especializados. Al contrario que la mayoría del sector servicios, el suministro de los servicios que presta la infraestructura blanda depende de sistemas altamente desarrollados y grandes instalaciones especializadas, flotas de vehículos especializados o instituciones específicas.[2][3][4]
Se pueden describir varios tipos de infraestructuras blandasː