La Rambla | ||
---|---|---|
Barcelona, Cataluña, España | ||
![]() | ||
Datos de la ruta | ||
Nombre anterior | Riera Cagadell o Cogodell, Riera Còdals o Codonell, Riera d'en Malla, Riera d'en Bonanat, Riera d'en Ponç, Riera d'en Pomet.[1] | |
Inauguración | Siglo XV | |
Longitud | 1,2 km | |
Otros datos | ||
Distritos | Ciutat Vella | |
Estaciones de Metro de Barcelona | Plaza Cataluña, Liceu, Drassanes | |
Orientación | ||
• norte | Plaza Cataluña | |
• sur | Portal de la Pau | |
Cruces | plaza de Cataluña, Calle de la Portaferrissa, Calle Nueva de la Rambla, Plaça del Portal de la Pau, Calle Hospital (Barcelona), Carrer de Sant Pau, Carrer de Josep Anselm Clavé, carrer dels Tallers, Carrer de la Canuda y Calle de Ferran | |
Ubicación | 41°22′53″N 2°10′23″E / 41.381389, 2.173056 | |
La Rambla, antiguamente también llamada Las Ramblas[2][3] (catalán Les Rambles), es un emblemático paseo de la ciudad de Barcelona que discurre entre la plaza de Cataluña, centro neurálgico de la ciudad, y el puerto antiguo.
El paseo está lleno de gente de día y hasta altas horas de la noche. Está jalonado de quioscos de prensa, flores y otros por decidir que sustituyan a las antiguas paradas de pequeños animales (principalmente aves), actores callejeros, cafeterías, restaurantes y comercios. Cerca del puerto acostumbran a instalarse mercadillos, así como pintores y dibujantes. Paseando por La Rambla pueden verse varios edificios de interés, como el Palacio de la Virreina, así como el mercado de La Boquería y el famoso teatro de El Liceo, en el que se representan óperas y ballets. Una de las calles laterales, de pocos metros de longitud, conduce a la plaza Real, una plaza con palmeras y edificios con soportales que acogen multitud de cervecerías y restaurantes, y en la que se reúnen los fines de semana los coleccionistas de sellos y de monedas. La existencia de numerosos puestos de flores, que teñían de color el lugar, hizo que el famoso escritor británico, Somerset Maugham, calificara Las Ramblas como «paseo más bonito del mundo».[4]
El paseo de La Rambla desemboca en el puerto antiguo (plaza Portal de la Paz), donde se ubica la célebre estatua de Cristóbal Colón, y desde allí una amplia pasarela de paseo a la que se denomina Rambla de Mar lleva hasta el muelle de España, donde se ubica el centro comercial Maremagnum. Por el extremo de montaña y desde la plaza de Cataluña, la trayectoria ascendente que sigue el paseo por el Ensanche hasta encontrarse con la avenida Diagonal recibe el nombre de rambla de Cataluña, considerada un paseo independiente del que transcurre por Ciutat Vella.
En las inmediaciones se encuentra el Museo Marítimo, dedicado especialmente a la historia naval en el Mediterráneo, y en el que se exhibe la reproducción a escala real de una antigua galera de combate. El museo está ubicado en las Atarazanas Reales, astilleros de la Edad Media donde se construían los barcos que conectaban los extensos dominios de la Corona de Aragón en el Mediterráneo. El puerto antiguo ofrece otros atractivos, como un centro de ocio y comercios, restaurantes, un cine IMAX, y el mayor acuario de fauna marina mediterránea.
En el centro histórico, muy cerca de La Rambla, también son interesantes la Catedral de Barcelona, la plaza de San Jaime que acoge los edificios de la Generalidad de Cataluña y del Ayuntamiento de Barcelona, y las estrechas callejuelas tanto del barrio Gótico como del Raval y del Born.
Orígenes y nacimiento de La Rambla
El origen de La Rambla se remonta al siglo XIII, cuando Barcelona era una ciudad medieval rodeada de murallas. En esa época, lo que hoy conocemos como La Rambla era en realidad una riachuelo o río estacional, llamado "la riera de Sant Josep", que dividía el centro de la ciudad de la zona más rural y menos urbanizada. Este río, aunque intermitente, era una corriente que bajaba desde la montaña hasta el mar, y cuando no estaba activo, dejaba un lecho seco de tierra que posteriormente fue cubierto para facilitar el tránsito y urbanización de la zona.[5]
El concepto de lo que hoy es la Rambla comenzó a tomar forma en el siglo XVI, cuando se decidió cubrir y pavimentar este cauce para convertirlo en un espacio público. A medida que Barcelona se expandía, se pensó en este espacio como un gran paseo que conectara el puerto, centro económico de la ciudad, con la Plaza de Cataluña, el corazón social y cultural.