La lengua escrita constituye una variedad de la lengua.[1] La comunicación escrita se establece a distancia, utiliza el código gráfico y es diferida, es decir, no hay simultaneidad de emisión y recepción.[1]
En la escritura, la información de los elementos prosódicos, contextuales y no verbales es sugerida por medio de signos de interrogación y exclamación, recursos tipográficos (subrayado, mayúsculas, letra negrita, letra cursiva) y explicaciones verbales que permiten interpretar adecuadamente el mensaje.[1]
Según los estudios de lingüística textual o de gramática del discurso, cuando hablamos o escribimos construimos textos, y para hacerlo, tenemos que dominar varias habilidades como: identificar la información relevante de la irrelevante, identificar el objetivo de aquello sobre lo que vamos a hablar o escribir, organizar el contenido en un orden cronológico y comprensible, escoger las palabras adecuadas, construir las frases entre sí, construir un párrafo, etc.
Las reglas fonéticas y ortográficas, morfosintácticas y léxicas son sólo una parte del conocimiento del conjunto de conocimiento que maneja un usuario de la lengua.
Los conocimientos que posee un escritor para poder producir enunciados coherentes, organizados, y con una intencionalidad clara pueden clasificarse en los siguientes aspectos:[2]
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