La ley de Gresham es el principio según el cual, cuando en un país circulan simultáneamente dos tipos de monedas de curso legal, con el mismo valor nominal, pero con distinto valor intrinseco, por ejemplo una de oro ("moneda buena") y otra de plata ("moneda mala"), la moneda mala siempre expulsa del mercado a la buena. Es decir, los consumidores prefieren no utilizar la moneda buena como medio de pago. Prefieren guardar la moneda con mayor valor intrínseco en forma de ahorro, provocando así la desaparició de ésta en su uso cotidiano como medio de pago.