Se conoce como libros blancos a los documentos que publican los gobiernos en determinados casos para informar a los órganos legislativos o a la opinión pública[1] con el objetivo de ayudar a los lectores a comprender un tema, resolver o afrontar un problema (por ejemplo diseñando una política gubernamental a largo plazo), o tomar una decisión. En el contexto de las criptomonedas, el término es muy usado para referirse a documentos técnicos relacionados con protocolos o fichas criptográficas, teniendo un objetivo semejante, aunque no emitidos necesariamente por una autoridad central.[2]
El término se origina como derivado de los libros azules utilizados por el Imperio británico en el siglo XIX a modo de almanaque o recopilatorio de estadísticas del país, y cuyo nombre procede del color de su portada, al igual que ocurre con los libros blancos.[3] Suelen ser de menor longitud que un libro azul, y se cree que su procedencia se remonta al Libro blanco de Churchill de 1922. Durante el Mandato británico de Palestina, se publicaron tres libros blancos que determinaron el futuro inmediato del Mandato, como el Libro blanco de 1939.