Liturgia (Antigua Grecia)

Decreto honorífico del demo de Aixone que conmemora a dos coregos, Auteas y Filoxénides, 312-313 a. C., Museo Epigráfico de Atenas.

La liturgia (del griego antiguo λειτουργία/leitourgía, de λαός/laós, «el pueblo» y de la raíz ἐργο ergo, «hacer, cumplir»)[1]​ en la Antigua Grecia era un servicio público obligatorio para los ciudadanos o metecos más ricos. Consistía en gestionar y financiar con recursos propios algunos cargos públicos: el de gimnasiarca (intendente del gimnasio), el de corego (pago a los miembros del coro del teatro) o el del trierarca (construcción y mantenimiento de un trirreme). Había dos clases litúrgicas oficiales: «los Mil Doscientos» y el grupo restringido de «los Trescientos». El arconte epónimo designaba entre ellos al que sería obligado a una liturgia.

Una liturgia representaba una carga financiera importante. Por esta razón, era frecuente que los ricos intentaran escapar de ella. La antídosis (en griego antiguo ἁντίδοσις, «intercambio») era uno de los medios. El liturgo tenía la posibilidad de denunciar a otro ciudadano que juzgara más rico que él, quien tenía la opción de aceptar la liturgia o poner en marcha un proceso. Al término de este último, el perdedor debía o bien asumir la liturgia o bien aceptar un intercambio de fortunas. Demóstenes describe una antídosis en el Contra Fenipo, mientras que el célebre discurso Sobre el intercambio de Isócrates fue compuesto con ocasión de uno de ellos.

La liturgia estaba legitimada por la idea de que «la riqueza personal no se poseía más que por delegación de la ciudad».[2]​ Véase a Sócrates con el rico Critobulo en el Económico de Jenofonte:

Además, veo que la ciudad te ha impuesto ya grandes contribuciones: el mantenimiento de un caballo, la coregía, la gimnasiarquía y la aceptación de presidencias: en caso de declararse una guerra, estoy seguro de que te impondrían los gastos de una trierarquía y unos gravámenes tan grandes que no podrías soportarlos fácilmente. Y en caso de que parezca que has quedado por debajo de las expectativas de los atenienses no te impondrían un castigo menor que si te hubieran sorprendido robándoles su dinero
Jenofonte, op. cit. ii.6

El sistema litúrgico se remonta a los primeros tiempos de la democracia ateniense y cayó progresivamente en desuso a finales del siglo IV a. C.[3]​ y en la época helenística frente al desarrollo del evergetismo.

  1. Chantraine, Pierre (1999). "λαός". En: Dictionnaire étymologique de la langue grecque. París: Klincksieck, ISBN 2-252-03277-4
  2. Austin, Michel y Pierre Vidal-Naquet (2007). Économies et sociétés en Grèce ancienne, Armand Colin, p. 347
  3. Christ, 1990, p. 148

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